Todo se puede si es amor de verdad

Hola, mi nombre es Renata, y tengo 19 años. Soy de Neuquén, Argentina. Mi historia comienza en el mes de marzo de este año, en otro país. Me había ido de vacaciones con mi familia, a unas playas hermosas, un hotel excelente, donde me cambió la vida completamente. Éramos mi hermana y yo, siempre juntas por el hotel, cuando conocimos a un grupo de chicos de la provincia de La Pampa en Argentina. Comenzamos a compartir excursiones, salidas a boliches, días de playa etc.

La primera noche fuimos a un boliche cerca del hotel, mi hermana había pegado muy buena onda con uno de los “Pampeanos” y yo quedé sola en la barra… a los cinco minutos se me acercó uno de ellos (su nombre es Ramiro) y comenzamos a conversar de todo un poco, intercambiar ideas, para conocernos un poquito más, y enseguida me di cuenta que ese chico era distinto a todos, pero todo no podía ser perfecto. tenia diez años mas que yo… lo que no era un impedimento para mi, pero pensé que él me iba a descartar de inmediato. Para mi sorpresa no fue así.

Volvimos al hotel, mientras todos se quedaron en el lobby, yo fui a buscar unas cosas a mi habitación. al salir de allí él me estaba esperando paradito en el pasillo, nos fuimos a caminar por las playas del hotel a plena luz de la luna, y me freno para darme el mejor beso de mi vida, yo me quede dura de la sorpresa, ya que pensé que la edad iba a ser un freno para Rami. Para mi desgracia llegó mi hermana un poco pasada de copas e interrumpió pidiendo que la llevara a la habitación.

Los días que siguieron fueron mágicos, estábamos juntos como si nos conociéramos de toda la vida. Hablábamos de todo, nos reíamos, parecíamos dos tontos embobados uno con el otro. Pero llegó la triste realidad. La última noche llegó, salimos a despedirnos a un boliche hermoso, y mientras todos se divertían, nosotros sabíamos que no era una noche alegre, ya que no nos íbamos a ver más, el volvía a su provincia y yo a la mía, las cuales se llevaban más de 500 kilómetros. Nos volvimos al hotel para estar solos y quedarnos abrazados, mirando como amanecía en las hermosas playas y el recuerdo que me quedó a la vuelta de ese viaje, fue algo que nunca voy a olvidar, fue mágico.

Hoy nos mantenemos en contacto diariamente, no hay día que no hablemos. Esperando que sean las vacaciones de invierno para poder reencontrarnos, acá o allá… donde sea, pero podernos abrazar nuevamente! Y yo se, y estoy segura que esos kilómetros, no nos van a separar para siempre, creo que encontré el amor al que siempre me negué. Y, que a pesar de la distancia y la diferencia de edad, todo se puede si es amor de verdad.

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